martes, 7 de octubre de 2014

Rosario de la Aurora

El término rosario viene del latín rosarium, de rosa "rosa". Significa en español "rosal", pero no "corona de rosas" como se ha venido repitiendo. Uno de los que más contribuyó a dicho significado y difusión fue san Luis María Grignion de Montfort (1673-1716) en su obra El secreto admirable del santo Rosario:

Desde que el Beato Alano de la Roche renovó esta devoción, la voz pública, que es la voz de Dios, le ha dado el nombre de Rosario, que significa corona de rosas. Es decir, que cuantas veces se reza como es debido el Rosario se coloca sobre la cabeza de Jesús y de María una corona compuesta de 153 rosas blancas y 16 rosas encarnadas del paraíso que jamás perderán su hermosura ni su brillo. La Santísima Virgen aprobó y confirmó este nombre de Rosario, revelando a varios que le presentaban tantas rosas agradables cuantas avemarías rezaban en su honor y tantas coronas de rosas como Rosarios (7.ª Rosa. 24).

Pero será la aparición de la Virgen en Fátima (Portugal) el 13 de mayo de 1917 a los tres niños-pastores la que contribuiría a fijar esta idea, ya que, según su relato, la Virgen les había revelado que cada vez que se reza una avemaría es como si se le ofreciera una rosa, de tal suerte que cada rosario completo sería una corona de rosas. Y así lo registraban ya dos estrofas del Rosario de la Aurora –sin duda de fecha muy anterior a la aparición:

«Rendido queda el contrario,
las puertas abiertas vemos
si nuestra corona hacemos
de rosas de este rosario».

Y también:

«El devoto que más madrugare
a coger las rosas del santo rosal
ganará una corona de flores,
María la Virgen labrando la está>


“El rosario o salterio de la bienaventurada virgen María es un modo piadosísimo de oración y plegaria a Dios, modo fácil al alcance de todos, que consiste en alabar a la santísima Virgen repitiendo el saludo angélico por ciento cincuenta veces, tantas cuantas son los salmos del salterio de David, interponiendo entre cada decena la oración del Señor, con determinadas meditaciones que ilustran la vida entera de nuestro Señor Jesucristo”. Esta es la considerada como la mejor definición de rosario y su autor es el llamado «primer papa del rosario»: Pío V (1566-1572).

El rosario en su nacimiento está ligado al rezo diario de los 150 salmos bíblicos de Salomón por los monjes en su liturgia de las horas. Los monjes que no sabían leer sustituían el salterio por 150 padrenuestros o 150 avemarías, y así se puede decir que estaba naciendo el rosario.

El verdadero impulso de su rezo se debe al español santo Domingo de Guzmán (1170-1221), fundador de la Orden de Predicadores o dominicos. Según la tradición católica, en 1208 se le apareció la Virgen. En su mano llevaba un rosario y le enseñó a recitarlo. Le pide que lo rece y lo predique por todo el mundo.


La Virgen entrega a santo Domingo el rosario


Al clero sevillano se debe la propagación de los rosarios públicos por las calles de la ciudad en este siglo y que rápidamente se extendería por toda Andalucía, y más tarde por el resto de España. No fue ajeno a dicha promoción sevillana fray Pedro de Santa María y Ulloa, a quien sus contemporáneos llamaron el «apóstol del rosario>. Tal fue la devoción suscitada al rosario en Sevilla que, a veces, concurrían tres y cuatro rosarios en una misma calle.

Si mucho aumentó en el siglo XVII la devoción al rosario, no es menos cierto que será el siglo XVIII cuando se produce la eclosión de este rezo, tanto en los recintos religiosos como en las celebraciones por las calles en horario nocturno o a primera hora de la mañana (Rosario de la Aurora), que en ocasiones acarrearían desordenes públicos. Por ello, tuvieron que intervenir las autoridades civiles y religiosas.

Es muy posible que en esta época naciera la frase proverbial «acabar como el rosario de la aurora» con el significado de finalizar una reunión de personas mal, con enfrentamientos y violencia física entre ellas; dicho en román paladino: acabar a palos. En cuanto al lugar del nacimiento de la frase, muchos la sitúan en Andalucía y, según sus autores, en lugares diferentes. No olvidemos que el Rosario de la Aurora tiene su origen y desarrollo en esta región española. La razón puede estar en alguna de estas tres circunstancia en la concurrencia de dos o más de ellas: A) El enfrentamiento de los participantes en el rosario con las cuadrillas que todavía seguían de juerga a las horas que el rosario recorría las calles de las ciudades, villas y pueblos españoles –recordemos, a modo de ejemplo, que la Cofradía del Rosario de la Aurora de El Puerto de Santamaría cantaba el rosario a las dos de la mañana en verano y a las cuatro, en invierno. B) El enfrentamiento con los vecinos de las calles que recorrían y que estaban durmiendo. c) El enfrentamiento entre los integrantes de cofradías del rosario que organizaban este a la misma hora, el mismo día, en la misma localidad y que confluían en el recorrido –por ejemplo, en Priego (Córdoba) entre la Cofradía de Nuestra Señora de las Mercedes y la de Nuestra Señora de la Aurora-, y que llevaría a la suspensión por orden de la jerarquía eclesiástica para evitar «encuentros émulos» y en algunos casos funestos. Cuando se vuelve a restablecer su práctica, se dictan por la autoridad eclesiástica una serie de normas que todos deben cumplir para que no se produzcan los encuentros, como, por ejemplo, que no salgan el mismo día.

Juan Pablo II (1978-2005), quien poco después de ser elegido papa, afirmaba que el rosario era su oración predilecta. Promovió con ahínco el rezo en familia y el 16 de octubre de 2002 presentó su carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, a través de la cual se incorporó al rosario los llamados «misterios luminosos».

MISTERIOS DEL ROSARIO SEGÚN EL PADRE ASTETE

Gozosos (lunes y jueves)

Dolorosos (martes y viernes)

Gloriosos (domingos, miércoles y sábados)

Luminosos (jueves).




Extracto del blog de http://literaturayotrosmundos.wordpress.com/